El Dotwork como lo conocemos hoy, es una de las técnicas más usadas entre tatuadores y solicitadas por clientes. ¿Pero, qué es lo que lo vuelve tan atractivo y mediante qué técnicas se puede plasmar?

Para entenderlo en profundidad, primero debemos mirar al pasado y entender su impacto cultural desde el origen hasta la actualidad.

El original Puntillismo surgió en Francia a partir de uno de los clásicos pictóricos de las vanguardias del siglo XX. Cuando Georges Pierre Seurat revolucionó la corriente Impresionista al añadir una nueva técnica nunca antes vista, con su obra "Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte", considerada precursora e icónica de la época.

Fue tal la impresión y el atractivo de esta técnica, que los artistas no tardaron en sumarse a este interesante movimiento artístico.

¿Qué caracteriza al puntillismo?

Hay muchos tipos de puntillismo, los hay tanto en blanco y negro como con color; pero básicamente, la técnica consiste en crear figuras a través de la aproximación de puntos, manchas y trazos, con el fin de conseguir volúmenes, sombras y relieves.

Y es justamente la forma en que se emplea lo que resulta tan atractivo e interesante, ya que, tomando como base una de las leyes de la percepción de la Gestalt, esta aprovecha la manera en que nuestros ojos mezclan los colores y los trazos cuando se ven desde cierta distancia; lo que genera una sensación de forma, luminosidad y detalle que resulta fascinante de ver. Un efecto digno de ilusión óptica.

Las diferentes aplicaciones en el ámbito de la pintura son tan extensas que no cabrían aquí. Por lo que, nos enfocaremos en cómo se traslada al oficio del tatuaje.

El Puntillismo en el tatuaje

Esta técnica, específicamente en tatuajes, se la conoce como Dotwork; y también tiene numerosas aplicaciones distintas, pero difieren de las pictóricas porque, claro está, no se aplican con pinceles.

Indiferentemente de a través de qué técnica lo haga, todo quien tatúe dotwork debe tener paciencia y cuidado a la hora de hacerlo; ya que no es sencillo de hacer y requiere tanta precisión como noción de composición.

Por eso, es crucial tener bien asentados los conocimientos sobre dibujo para tatuar, ya que el comportamiento de la luz y el contraste entre las sombras juegan un papel fundamental en el efecto que se busca conseguir.

Diciéndolo en pocas palabras y de manera muy simple: cuanta más cantidad y cercanía de puntos o trazos, mayor oscuridad; y viceversa.

Para quienes recién incursionan en esta técnica, es muy recomendable que al practicar, empiecen por las zonas más oscuras del diseño con el fin de ir generando un degradado poco a poco.

Las agujas a utilizar, suelen ser las de tipo RL de bajo calibre, ya que de esta manera se puede lograr puntos prolijos y no muy gruesos, que es lo importante, puesto que de esta manera es mucho más fácil dominar las luces y sombras.

Estos tatuajes, además de hacerse con máquinas, se pueden realizar por medio de la técnica Handpoke, donde en diferentes velocidades y maneras se aplican las tintas punto por punto.

Las tintas usadas para este tipo de trabajo varían dependiendo de la técnica, el estilo y las preferencias del artista. Pero bien pueden ser diluidas, para generar un efecto más sutil, como puras, para generar un contraste más fuerte.

Puntillismo de arrastre

Por la manera en que se hace esta técnica, suele ser más rápida de tatuar que la anterior, ya que al efecto de puntos lo determina por el empleo de trazos ligeros y, en ocasiones, con movimiento similar al de un péndulo.

Para este tipo de tatuajes, es recomendable utilizar agujas de línea de bajo calibre, que por lo general las más usadas son las 3RL o 5RL.

El uso de esta aguja, permite jugar más con los diseños y los detalles, generando resultados suaves. Además, son menos nocivos para la piel, por lo que generan menos dolor que trazos más sólidos que suelen dificultar el trabajo.

Y es también por esta razón, que el proceso de curación suele ser más corto que en otros estilos.

Algo muy importante es que la aguja ingresa de lado, es decir, levemente inclinada y el trazo tiene que hacerse de manera rápida para que la aguja deje el efecto de puntos en la piel.

Esto es fundamental al momento de tatuar, ya que de lo contrario el resultado pueden ser líneas continuas y esto no es lo que se busca.

Un dato curioso es que a la hora de crear el stencil en este tipo de trabajos, muchos tatuadores suelen transferir solo las líneas y ninguna sombra (o apenas unas leves guías), resolviéndolas así directamente sobre la piel.

Aun así, los diseños y los estilos de cada quien pueden variar y las formas para hacerlos cambian dependiendo de las preferencias del tatuador y del cliente, por lo que, no hay que tomar esto como norma inquebrantable.

Lo que sí podemos afirmar como más conveniente es el hecho de ir rellenando desde las partes más oscuras hasta las más luminosas. Hacerlo así no solo es útil para conseguir un efectivo degradado, sino que, también puede facilitarte el trabajo.

Y como consejo final, recordarte que esta técnica solo se consigue mejorar mediante prueba y error.

Ya que, si bien es menos exigente y más rápida que ir yendo individualmente punto por punto, igualmente requiere precisión en la fuerza y el movimiento del trazo para conseguir el efecto deseado.

Toda habilidad mejora con la práctica

El Puntillismo se ha convertido en una gran parte del tatuaje, ya que permite lograr efectos de sombreado muy interesantes sin necesidad de usar más que una sola aguja y tinta. Es por eso que ha sido ampliamente adoptado por varios estilos de tatuaje.

En definitiva, si se lo emplea bien, puede ser una efectiva y creativa solución para dar volumen a los tatuajes sin necesariamente hacer degradados con diluciones.

Eso sí, hace falta tener bien trabajada tanto la paciencia y concentración para crearlo punto por punto, como para generarlo con efectos de raspado o arrastre; además de tener una amplia noción sobre composición y dibujo.

Técnicas que solo se pueden pulir mediante estudios y práctica, ¡como todo en el tatuaje!

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